martes, 3 de noviembre de 2009

Miscelánea: De Mouriño, la política, el arte y demás.

Hay les va una clásica:

Arte y política

El 4 de noviembre se conmemorará la muerte de Mouriño en la colonia Molino del Rey (donde sucedió el avionazo). Según tengo entendido, había una placa luctuosa que dice: “A la memoria de quienes sirvieron a la patria con rectitud, lealtad y honestidad, y que perdieron la vida en cumplimiento de su deber en construcción de un México mejor.” (el que enuncia siempre es el mismo; yo te lo juro que yo no fui, seguro que tú tampoco, ¿tons quién chingá?). Para este aniversario luctuoso se construyó una Rosa de los Vientos, un monolito, que avienta una luz que llega a los 8 mil pies de altura. Ya, dicen que ya checaron que el flash no intervenga con otros vuelos. Por otra parte, en Chiapas, dos meses después del accidente, ya había un busto del mentado y en Campeche hay un boulevard en construcción que llevará el nombre del muertito.

Un mes después del siniestro, el escultor Ariel de la Peña ya tenía un busto terminado de Mouriño y lo ofrecía al gobierno. Hace poco le contestaron por correo electrónico que no les interesaba, que lo moviera entre los familiares… El busto en tamaño natural está en venta, cuesta 10 mil dólares. Ariel de la Peña, el “escultor de las estrellas”, es quien hizo un Pedrote Infante motorizado en Atizapán de Zaragoza, un dancing Tin-Tan en Acapulco, una estatua de la cantante Manoella Torres también en Acapulco, un Chavocho en cera, un Tomás Méndez (compositor, le debemos “Cucurrucucú paloma”) y una María de Lourdes (cantante) en Garibaldi, además de varias otras de “locutores ilustres”, más compositores, unas del museo de cera y un busto del abuelito del Palazuelos.

En entrevista con “Proceso”, refiriéndose al busto que hizo de Mouriño, De la Peña dice que él pretendía “esculpir al ser humano, al padre de familia. […] Como creador, me toca interpretar el lado humano y gentil de las personas.” De la Peña está conciente de la teoría del atentado contra el exsecre de gobernación, y agrega que en México se vive en una constante inseguridad “que se puede sobrellevar con dignidad, a través de la cultura y el arte; sin embargo, en su lugar hay displicencia por parte de nuestro gobierno para apoyar a los artistas.”

Ahora sí, un monchis de entre tantos:

Digamos, por ejemplo, y a ver a dónde llegamos: ¿qué función tiene un monumento público? Claro, poseen un valor histórico. También nos hablan de la historia que se elige como “oficial”, y esa es una sola, por supuesto, totalmente mutable y desmembrable. ¿Necesito mencionar la necesidad del desmembramiento y el cambio? Con respecto al arte, Ariel de la Peña es escultor, no hay duda. Allí están sus esculturas. ¿Artista? Se pone canijo. Decimos que Chespirito también es artista, igual el güero Palazuelos. La gente lo dice, la palabra se usa en ese sentido, difícil sería negarle el título a don Ariel. Pero, por ejemplo, en inglés hay una palabrita que me parece sirve muy bien: entertainer. Michael Jackson, quien aquí sería un artistototota, es uno de los mejores entertainers de EUA, en palabras de uno de sus productores musicales. Sin embargo, el término “artista” no deja de chocar en ciertos círculos académicos o “esnobs” cuando lo usamos para los “entretenedores” y similares, cuando pensamos en [tarolas taro taro taro la la la las]: el ARTE. Ese AAARTE es el culto, el grande, el magnífico, el canónico, el de los grandes valores, el de las grandes rebeldías, el mero-mero, el bueno, vaya, el bueno. Perfecto, sólo que, sinceramente, cada vez es más difícil creérsela.Habrá que hablar entonces del arte, uno más modesto, sincero y real, o mejor aún de diferentes artes artes aRTEs artes artes.

Dejando de lado esa cuestión, y aquí viene lo macizo: ¿qué tipo de arte queremos y por qué? La pregunta involucra a los interesados, los medianamente interesados, los poco interesados y, tal vez, hasta a los desinteresados. El más iconoclasta artista que haga su arte de impulso puro, en el aislamiento, en absoluta inconciencia, en autodestrucción, en carnaval, en psicotropía, en el más pánico estado pánico, al presentar su obra como arte o al ser interpretada por alguien más como tal, genera sentido, genera un concepto. Pareciera que todo busca un nombre, y de no ser cierto, de cualquier forma se lo achacamos. El “arte por el arte” cada vez más se nos aparece más como proyecto quimérico que como proyecto realizable. Considerarlo proyecto realizado es más capricho que otra cosa. Es imposible desconectar la obra del mundo. Habría que, por ejemplo, no escribir o no pintar, y aun así tenemos el archifamoso caso del silencio de Rimbaud, que algunos críticos interpretan como el silencio necesario, inevitable, después de las cimas inefables que Rimbaud supuestamente alcanza en sus Iluminaciones. Dicho diferente, dado que las palabras no son capaces de poder decir lo que el artista desea decir: silencio. Ya, hecho: el silencio se ha interpretado, se ha cargado de sentido, y todo pensando en términos de arte. Como sea, artísticamente en silencio o no, lo que Rimbaud hizo en sus últimos años fue traficar armas y vender mercancía, no publicar.

Entonces, ¿qué arte construir? Peor aún, ¿deseamos construir un arte que pretenda no reflexionar sobre su sentido?, ¿deberíamos ponernos de acuerdo sobre eso y si sí, entre quienes se llega a tal acuerdo? Pepe Revueltas propone un arte profético, entendiendo profecía como expresión o canto que advierte o devela la realidad en un sentido político. Para Revueltas el arte muestra y advierte, conlleva un compromiso político; pero, según Pepe, no altera el mundo, es incapaz de cambiarlo fácticamente, tal potencia corresponde a otros organismos de la cultura. ¿Será? Lo cierto es que el arte dialoga siempre con la realidad.

Personalmente, prefiero que dialogue a la brava, con intención de cimbrar (le dijeron a la muchacha: si no sientes que patea no traes nada). No tenemos por qué imponer una idea de arte sobre otra. Pero la reflexión al respecto es indispensable. Eso nos salvaría de montones de obras que sólo pretenden ser ARTE. Y ya de plano, erizeando y acarrerado, la poética de don Ariel de la Peña está flaca, expresar el “lado humano y gentil” de las personas es demasiado limitado y me huele más a querer quedar bien, a menos que al decir lado humano se refiera más bien a “lados humanos”, un poliedro casi esfera.

En fin, últimas notas.

Que la mamá de Mouriño compre el busto, porque yo no le llego a los 10 mil y allí en su casa funciona mejor, en todos los sentidos posibles.

La neta, el Pedro Infante de Ariel de la Peña está bien chingón.

Don Ariel: póngase chango con lo que elige esculpir.

Dicen los Tigres con el compositor Teodoro Bello: “se cayó un gavilán / los pollitos comentaron / que si se cayó solito / o los vientos lo tumbaron”. Dicen también: “porque se soltó la perra / todo lo vino a regar / entre todos los granjeros / la tenemos que amarrar.” Y ahora sí que ya rugiste. Vean el video que dejo:

http://www.youtube.com/watch?v=hZDAjHI1BVY&feature=fvst

Vale.

1 comentarios:

Calixto R. L. dijo...

Mmmm y el video???????????????'

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